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martes, 14 de noviembre de 2017

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Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • La impostura del independentismo ácrata
  • Quirófanos infrautilizados, negocio privado
  • Abajo el trabajo
  • Periódico Siglo XXI nº 28
Posted: 13 Nov 2017 12:19 PM PST
En los últimos tiempos hemos asistido a la aparición de algunos fenómenos ideológicos y políticos bastante peculiares de entre los que destaca una particular versión de independentismo, concretamente de carácter ácrata como consecuencia de la asunción de la combinación de la lucha por la liberación nacional con las aspiraciones emancipadoras dirigidas a construir una sociedad sin Estado. Así pues, la primera dificultad que se presenta es la de perfilar los principales rasgos que caracterizan a este fenómeno, lo que únicamente es posible realizar a partir del discurso que desarrolla.
El fenómeno del independentismo libertario se da en diferentes lugares pero ha arraigado de un modo bastante notorio en Cataluña, lo que indudablemente está vinculado a la emergencia del nacionalismo como movimiento político de masas y el surgimiento de distintas versiones de esta ideología política de entre las que este tipo de independentismo es una forma específica. Al margen de las diferentes asociaciones, organizaciones, individualidades y demás colectivos partidarios de una independencia de Cataluña sin Estado, destaca de manera especial la organizada en torno a la plataforma por el No-Sí, cuya posición fue expresada en el manifiesto “La vía revolucionaria del No-Sí, manifiesto por la independencia sin Estado”. Se trata de una combinación sui géneris de liberación nacional de Cataluña mediante su independencia del Estado español y la creación de un espacio político y geográfico sin Estado en esta zona. Es, como sus propios partidarios la definen, una “tercera vía” para el pueblo de Cataluña frente al estatismo catalanista y españolista.
Lo particular de esta propuesta política que puede ser catalogada como una forma de independentismo libertario, es el hecho de que se presenta como una alternativa revolucionaria dirigida a llevar a cabo una abolición progresiva del Estado a favor de una nueva institucionalización democrática de la sociedad. En lo que a esto respecta la propuesta gira en torno a la necesidad del pueblo catalán de librarse del Estado español sin caer por ello en la creación de un nuevo Estado, en este caso catalán. Así pues, la liberación nacional respecto a la opresión ejercida por el Estado español es planteada a través de la independencia de Cataluña, pero una independencia sin Estado. Significa, entonces, la separación de Cataluña del resto del Estado español y la simultánea abolición de las estructuras de poder estatal que gobiernan a los catalanes para, de este modo, desarrollar otras estructuras de carácter popular que permitan el autogobierno del pueblo catalán.
Así las cosas, cabe preguntarse dónde radica la impostura de esta forma peculiar de independentismo. Esta reside en dos aspectos de esta propuesta política y social para Cataluña y que son las que atañan a los fines y a los medios para llevarla a cabo. Aunque los medios están estrechamente vinculados a los fines que inicialmente se plantean conseguir, parece que es importante antes que nada dilucidar lo que entraña esta propuesta en la medida en que plantea que la solución de los problemas de los catalanes comienza por su independencia del Estado español, y la conformación de un espacio político en Cataluña sin Estado. Esto significa convertir la liberación nacional en el eje central de toda esta propuesta, lo que es tanto como considerar que la liberación de los catalanes se materializa a partir del momento en el que las estructuras del Estado, en este caso del Estado español, son abolidas en lo que hoy es Cataluña. En la práctica esta propuesta se reduce a abolir el Estado español en Cataluña, al mismo tiempo que sus partidarios abogan por el desencadenamiento de procesos de independencia semejantes en otros lugares del mundo. De este modo a lo que se aspira es a la propagación de procesos de liberación nacional a lo largo del mundo que permitan la independencia de otros pueblos respecto a la dominación a la que están sometidos por los restantes Estados.
Así planteadas las cosas la propuesta no tiene mucho de revolucionaria en tanto en cuanto no se propone la destrucción del Estado como tal, y sobre todo de los Estados a un nivel mundial, sino simplemente la independencia de poblaciones en determinados territorios para liberarse de la dominación de un Estado concreto. Por tanto, la liberación, además de ser definida fundamentalmente en términos nacionales, se alcanza como parte de un proceso secesionista en el que la libertad es definida en términos de no dependencia. Digamos que la libertad del pueblo, una vez alcanzada la independencia, termina donde comienza la autoridad del Estado español. Esto no sólo es insuficiente sino que es irreal. Ningún pueblo puede aspirar a la libertad sólo mediante su secesión respecto a un Estado, lo que únicamente supone la abolición de ese Estado en el territorio que ocupa ese pueblo concreto. Ningún pueblo puede considerarse verdaderamente libre mientras otros pueblos, a su vez, están sometidos a la dominación de ese mismo Estado o de otros Estados. Constituye un error ideológico y político definir la libertad en términos nacionales, pues ello conduce a que la libertad sea concebida de un modo particularista, exclusivista, localista, chovinista e incluso podría decirse que corporativista. La libertad de un pueblo se realiza junto a los demás pueblos, lo que pone de relieve la importancia del internacionalismo, de manera que un pueblo llega a ser libre cuando los demás pueblos son igual de libres que este. Sin la libertad de los demás pueblos ningún pueblo, tomado individualmente, puede llegar a ser enteramente libre. Esto es lo que pone de manifiesto la estrechez de miras y el egocentrismo inherente al nacionalismo como formulación política, y destaca la importancia no sólo del internacionalismo sino también de la necesidad de abolir todos los Estados en el mundo entero como contenido esencial de todo proyecto verdaderamente revolucionario.
Bakunin, en su conocida obra Dios y el Estado, afirmó lo siguiente: “Yo no soy verdaderamente libre más que cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igual de libres que yo. La libertad de los otros, lejos de ser un límite o una negación de mi libertad es, al contrario, su condición necesaria y su confirmación”. Basta con sustituir al individuo por el pueblo en esta cita para comprender que la libertad no es concebible en términos exclusivos para un solo pueblo, sino que esta sólo es realizable en el marco de un proceso de liberación más amplio, a escala mundial, dirigido a la destrucción de todos los Estados. La revolución, entonces, no puede limitarse a una determinada población y territorio sino que exige su generalización y expansión a lo largo de todo el planeta. La revolución necesita ser mundial. Es ilusorio y equivocado pretender abolir el Estado español únicamente en Cataluña y que, al mismo tiempo, como consecuencia del “vacío de poder” generado por la situación resultante, se obvie la existencia de otros Estados que inevitablemente tratarán de aprovecharse de la situación al buscar ocupar ese espacio para rentabilizar políticamente la debilidad del Estado español. En el fondo de todo esto se encuentra un planteamiento ideológico que consiste en circunscribir la lucha de clases a un marco nacional, en este caso Cataluña. En última instancia se trata de la reproducción de unos viejos esquemas políticos que tienen su origen en la primera mitad del s. XX, y que cristalizaron en China durante su lucha contra la ocupación japonesa. El marxismo maoísta dio prioridad a la contradicción nacional por encima de la contradicción de clase, de forma que su propuesta política significaba que sólo a través de la liberación nacional era posible superar la contradicción de clase para lograr la emancipación popular, lo que necesariamente sólo podía darse en el marco político de China. Los independentistas libertarios en Cataluña reproducen la misma lógica.
La anarquía es inconcebible como un escenario político, social y económico circunscrito de modo exclusivo a la población de un determinado territorio. La anarquía sólo es concebible para el conjunto de la humanidad, como aquella situación en la que todos los Estados, y consecuentemente toda forma de autoridad, han sido abolidos junto a aquellas otras estructuras de opresión que estos se encargan de sostener como ocurre, por ejemplo, con la propiedad privada. Por esta razón la formulación política de la libertad que desarrolla el independentismo libertario tiene un grave defecto de base, y este no es otro que definirla en términos nacionales y de esta manera equiparar la libertad y emancipación popular con la liberación nacional. El independentismo ácrata, entonces, se propone un objetivo tan limitado como es la abolición de la autoridad del Estado español en Cataluña, y no la abolición del Estado español en su totalidad junto a los restantes Estados. La libertad como tal no es realizable única y exclusivamente en Cataluña, incluso en una Cataluña sin Estado. Sólo es realizable de manera parcial en el transcurso de una lucha revolucionaria mundial que tenga como finalidad la destrucción de todos los Estados sin excepción, y consecuentemente la extensión de la libertad a otros pueblos y territorios que se encuentran sometidos a la dominación de otros Estados. Esto es así debido a que la libertad alcanzada en aquellos lugares donde el Estado es abolido es una libertad incompleta mientras otros pueblos permanezcan subyugados por otros Estados, y siempre permanecerá bajo la amenaza que dichos Estados representan.
Una revolución de corte emancipador no es concebible única y exclusivamente en un solo territorio, sino como un foco más de una revolución mundial dirigida a subvertir el orden internacional con la destrucción de los Estados. Tanto por razones de eficacia como por motivos morales la revolución y la liberación popular no pueden quedar encerradas en el marco territorial de un determinado pueblo, como puede ser el catalán. Si bien sería deseable que el Estado español fuese abolido en Cataluña sin la reproducción de ninguna otra forma de Estado en su lugar, ello no sería suficiente mientras existiese todavía el Estado español y los restantes Estados que hoy configuran el sistema internacional. La libertad no se define ni en términos individuales exclusivistas ni en términos nacionales, sino que por el contrario es una cuestión colectiva que afecta al conjunto de la humanidad. La libertad se realiza enteramente cuando las estructuras de poder, con sus correspondientes relaciones de dominación y explotación, son abolidas. Esto es logrado cuando todos los individuos y pueblos que conforman la humanidad dejan de estar sometidos a cualquier forma de poder. Mientras tanto, en el transcurso de la lucha revolucionaria por la emancipación, sólo existe una libertad parcial, incompleta y limitada que puede darse en diferentes escenarios, allí donde el poder ha sido abolido o se encuentra en vías de ser abolido.
Por otra parte hay que añadir que el independentismo libertario incurre en otra impostura no menos llamativa en relación a la cuestión de la autodeterminación de los pueblos. Sobre esto ya se ha dicho algo en otro lugar. Pero en cualquier caso merece la pena destacar que la autodeterminación como tal constituye una capacidad fruto de una conquista revolucionaria en la que el pueblo, tras la destrucción del Estado y de todas las estructuras de dominación adyacentes a esta institución, detenta la soberanía de manera plena. Debido a esto la autodeterminación únicamente puede ser ejercida como un proceso llevado a cabo de abajo arriba por la propia población a través de sus órganos decisorios, las asambleas populares soberanas, de cara a determinar cuáles serán sus relaciones con otros pueblos. Por esta razón resulta chocante que en medios pretendidamente libertarios, aunque ubicados en el marco ideológico del independentismo, equiparen la autodeterminación con la celebración de un referéndum cuando este método constituye la forma de represión dictatorial máxima y más dura contra la libertad de expresión de la voluntad popular, y que históricamente ha servido, y aún sirve, como un instrumento del que las elites se valen para ratificar decisiones ya tomadas. Todo esto únicamente refleja la asunción de los planteamientos democraticistas puestos en boga por la burguesía, y que no hacen otra cosa que equiparar la libertad política con formas específicas de procesos electorales, tal y como ocurre con los referéndums. El resultado, como se ha visto en el procés, es el de reivindicar las urnas cuando estas son uno de los mayores símbolos de esclavitud de nuestro tiempo, lo que ha repercutido en formas de colaboracionismo con el poder constituido y en una contrarrevolución rampante.
En la práctica el proyecto transformador de crear una sociedad sin clases, y por tanto sin Estado, constituye un artificio retórico en el independentismo libertario. Esto es bastante evidente en la medida en que sus integrantes han participado de manera entusiasta en el procés, que es un fenómeno político independentista de carácter inequívocamente estatista. De esta forma el apoyo a la construcción de un Estado catalán a través de los hechos, con la participación en las iniciativas vinculadas al procés, es presentado por estos libertarios como un paso previo y necesario para la emancipación popular. Pero lo cierto es que todo esto nos recuerda a la lógica del marxismo, y en general de prácticamente todos los marxistas de todos los tiempos, que consiste en afirmar de un modo retórico como fin último la creación de una sociedad sin Estado al mismo tiempo que se afirma que para lograr tal objetivo es necesario el Estado, y más concretamente su reforzamiento a través de la dictadura del proletariado. Así, a través de un proceso del todo incomprensible, la liberación del pueblo catalán sólo será posible mediante la creación de un Estado catalán y su correspondiente consolidación para, más tarde, hacer la revolución social en el marco político de este nuevo Estado con la que los catalanes lograrán emanciparse y generar una sociedad sin clases. La revolución y la emancipación son, al igual que en el marxismo, aplazadas a un futuro indeterminado que finalmente nunca llega. Inevitablemente esto nos conduce a que nos preguntemos si quienes sostienen esta argumentación son realmente libertarios o, por el contrario, algo muy diferente.
Así las cosas, la estrategia de una independencia sin Estado no es válida. No lo es, al menos, desde una perspectiva libertaria tanto por la finalidad inmediata de este proyecto como por el procedimiento que se plantea en la medida en que excluye la revolución social, es decir, la ruptura con el orden establecido y la abolición de la sociedad de clases mediante la destrucción, inevitablemente violenta, de todas las estructuras del poder constituido. La libertad nunca ha sido y nunca será votada, del mismo modo que la autodeterminación no es posible dentro del marco político del Estado. Lo anterior demuestra la necesidad de un proyecto revolucionario que recupere la lucha de clases como eje central del conflicto social en el que se enfrentan gobernantes y gobernados, explotadores y explotados, opresores y oprimidos, la clase dominante y la clase sometida. Este conflicto se ubica en un marco más amplio que es el mundial, con lo que cualquier revolución necesita ser pensada en términos mundiales tanto por razones prácticas de eficacia, para que la emancipación impulsada por la revolución logre triunfar, como por razones puramente morales en tanto en cuanto ninguna emancipación es real ni posible si no abarca a toda la humanidad. Una lucha contra los Estados y el sistema internacional que articulan constituye la clave para el desencadenamiento de un proceso revolucionario auténticamente liberador, y consecuentemente inclusivo al abarcar al conjunto de la humanidad, lo que simultáneamente exige incorporar a dicha lucha los principios del internacionalismo y la autodeterminación sin los que es imposible llevarla a cabo.
Esteban Vidal

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Posted: 13 Nov 2017 08:32 AM PST
Desde hace unos meses estamos asistiendo al debate sobre las medidas que hay que adoptar para disminuir las listas de espera en la Sanidad Pública, incluso los mayores grupos hospitalarios y de seguros del país, presentaron un plan de choque para acabar con la lista de espera quirúrgica por 1.500.-millones de euros. Es decir, más de lo mismo, desviar más dinero público para las empresas privadas.
Eso sí, desde un principio intentan vendernos que éste no es un debate ideológico, que el enviar más dinero a las empresas privadas (al capital) es la única posibilidad. Las/los que proponemos que se deben utilizar los recursos públicos, abriendo por la tarde las consultas, los quirófanos, la tecnología diagnóstica, etc, dotando a los centros sanitarios públicos de los recursos materiales y los/las trabajadoras/es necesarios para que funcionen en el turno de tarde al 100%, nos posicionamos ideológicamente. Y tienen razón nos situamos con la clase trabajadora, que no quiere que el dinero que sale de nuestro trabajo (el dinero de todos/as) vaya a parar a las empresas que están parasitando la Sanidad Pública. Que obtienen unos lucrativos ingresos, lo dicen ellos mismos, A raíz de la compra por la multinacional Fresenius del Grupo Quirón por casi 6.000.-millones de euros, su consejero delegado Stephan Sturm afirmó que “Probablemente les sorprenda, pero los ingresos del lado público son más rentables que los del lado privado”.
Para añadir más leña al fuego en este debate el pasado 5 de noviembre se publica en el El Mundo.es el artículo Los quirófanos de Madrid funcionan al 73% de su capacidad, basado en los datos proporcionados por la Consejería de Sanidad de Madrid sobre el “Rendimiento Quirúrgico” o “Porcentaje de Ocupación Quirúrgica” (que se obtiene dividiendo el tiempo utilizado de quirófano entre el tiempo disponible de quirófano) de los meses de enero a julio del año 2017. Al mismo tiempo, nos recuerdan que, “la lista de espera para operarse incluía en septiembre 82.758 pacientes".
Para calcular la cifra del rendimiento quirúrgico incluían los datos de rendimiento de los hospitales modelo PPP (Pago Per Cápita, servicios sanitarios y no sanitarios privados), los hospitales modelo PFI (servicios no sanitarios privados) y los hospitales de gestión pública. Los datos que salen se ligan al aumento de la lista de espera quirúrgica y se intenta demostrar que un menor rendimiento quirúrgico, produce un aumento de la lista de espera quirúrgica.
Los datos son claros (ver el cuadro siguiente), los Hospitales Privados del Grupo Quirón (PPP) están por encima de lo que se considera una utilización óptima o "referencia estándar del 80%" (Fundación Jiménez Díaz, el 87,62%Villalba, el 86,07%Infanta Elena Valdemoro, el 84,70%Rey Juan Carlos, el 84,54%) y el otro PPP el de Torrejón está muy cercano al 80% (el 77,27%).
Pero en estos últimos años han ocurrido más cosas en la Sanidad Pública. A partir del año 2012 hubo fuertes recortes en el gasto sanitario público, que en la Comunidad de Madrid hizo que desde 2011 hasta septiembre de 2017 se ha reducido el número de trabajadores/as en 4.615.- (ver cuadro siguiente).
Aunque en el artículo que hicimos mención más arriba se dice textualmente "Los datos desglosados sobre el rendimiento de los quirófanos no son públicos -o no, al menos, de fácil acceso-...", la realidad es que en las diferentes memorias de los hospitales de los últimos años viene. Actualmente en el Portal de Salud de Madrid están disponibles las memorias de los hospitales del SERMAS de los años 2012, 2013, 2014 y 2015. En el apartado “Actividad Quirúrgica” vienen los siguientes datos: Tiempo disponible de quirófano (horas/mes), Tiempo utilizado de quirófano (horas/mes) y Rendimiento quirúrgico (% ocupación quirúrgica).
Sacando los datos del rendimiento quirúrgico de los hospitales PFI y de los de gestión pública de las memorias de 2011, del 2013 y del 2015 (del año 2016 no se han publicado las memorias de los hospitales, a pesar de estar en noviembre de 2017 y para el año 2017 hemos utilizado los datos que figuran en el artículo del El Mundo.es), vemos que el promedio de rendimiento en el año 2011 es del 77,88% y en el 2017 del 69,77%.
Es decir, en el año 2011 estos hospitales casi llegaban a la "referencia estándar del 80%", mientras en el 2017 su promedio se alejaba más de 11 puntos porcentuales del "estándar". A la par, el número de trabajadores/as ha ido bajando, pasando del 2011 de 75.074.- a 70.459.- en el 2017, 4.615.-menos (los datos los hemos sacado del Portal de Salud Madrid de las memorias del SERMAS de los años 2011, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016 y los del mes de septiembre de 2017 del Portal Estadístico de Personal del Portal Salud Madrid).
La conclusión que podemos sacar es que la disminución del rendimiento quirúrgico en los Hospitales de la Comunidad de Madrid tiene más que ver con decisiones políticas (ideológicas) ejecutadas a partir de 2012, que han hecho que cada vez se desvíe más dinero para los empresas privadas y que que a día de hoy haya menos trabajadoras/es.
Cuadro.

Tenemos claro que la información que ha dado el gobierno de Cristina Cifuentes, es un intento más del PP por justificar su política de privatización de la Sanidad Pública, dando datos sesgados para justificar su política de deterioro y privatización de la asistencia sanitaria pública. Una política y una ideología que está consiguiendo: que las empresas privadas ganen cada vez más dinero (dinero público, dinero de todas/os), que aumenten las listas de espera y que se deterioren los centros sanitarios públicos (que cada vez disponen de menos dinero para hacer su actividad). Para crear un estado de opinión en los/las usuarios/as de la Sanidad Pública, en que la solución a todos los males de la sanidad, es su privatización.
Sin embargo, es obvio que la privatización no mejora la asistencia sanitaria, que lo único que mejora es la cuenta de resultados de las empresas privadas (los grupos hospitalarios y de seguros) que cada año que pasa, ganan más dinero. Y que los que pierden son los/las mismos/as, la clase trabajadora y los excluidos, que están recibiendo una peor asistencia sanitaria.

CAS 13 de noviembre de 2017.
Comunicado CAS completo.
Enlace web CAS.

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Posted: 13 Nov 2017 04:17 AM PST
¿Cuanta vida te cuesta tu trabajo? El trabajo es lo contrario a la vida, a la libertad. Cuanto mas tiempo estés trabajando, gastando tiempo y energía en el, menos tiempo tienes para disfrutar de la vida, de lo que te apetece, de la libertad.
Jamás antepongas el trabajo a tu vida, a tu libertad. El tiempo perdido jamas vuelve. La vida perdida no se puede recuperar, y no debería tener precio.
No te adaptes a donde no estés cómoda. El trabajo es el pilar fundamental del capitalismo. Defiende tu derecho a la abstención, y a la pereza. Esa debería ser la lucha. Desconfía de quienes defienden “el trabajo” o se enorgullecen de el. ¿Esclavas orgullosas? Trabajamos por obligación, y cargamos con esa pesada carga. Tu vida vale mucho mas, y no tiene precio con el que se pueda negociar, aunque otras quieran precisamente eso, negociar con tu esclavitud, con tu vida, con tu libertad… Insisto, desconfía de estos parásitos.
No son los lunes una mierda. Es la jornada laboral, la que es una mierda, que nos roba la vida, la libertad, el tiempo para estar con las nuestras, o con nosotras mismas, para hacer lo que queramos, para disfrutar, para ser plenos. Es el trabajo contrario a todo esto. Es el trabajo la base principal sobre la que sostiene el capitalismo, y de la que se aprovechan aquellas que dicen estar de tu lado. Trabajamos por obligación, pero trabaja solo cuando no te quede mas remedio, y lo menos posible…
En resumidas, cuanto mas trabajo, peor. No queremos mas trabajo, queremos su abolición.

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Posted: 13 Nov 2017 04:05 AM PST
Carlos Taibo en su libro Colapso hacía unos pronósticos nada halagüeños para nuestra civilización que se van a producir en un período que transcurre entre ahora mismo y el futuro inmediato. Está constatado que todas las civilizaciones anteriores han desaparecido, la nuestra no va a ser una excepción. Después de cada una de estas hecatombes ecológicas y sociales, aconteció un período de barbarie hasta que emergió otra civilización. Tal vez estemos ante una extinción masiva de especies, quizá nada más que ante un período de decadencia que no va a ser igual para todas las gentes que pueblan el planeta. No sabemos, como ya hemos dicho, cuándo va a ocurrir todo esto, es probable que ya esté sucediendo; la sequía, el paro, los incendios forestales, el cambio climático, la desaparición de fauna y flora, el calentamiento de la tierra, etcétera, son las primeras manifestaciones de este punto final al que nuestra forma de vida nos ha conducido. Buen momento para reflexionar sobre ello.
También, como ejercicio saludable, podemos dar un repaso a la historia y a dos grandes acontecimientos relacionados con la lucha de clases, que se rememoran en la actualidad: la revolución española de 1936 auspiciada por anarquistas y anarcosindicalistas hace ochenta y un años; y el otro, la Revolución Bolchevique de 1917, de la que se cumplen cien años. Hoy, en 2017, el fascismo empuja fuerte no solo con reformas económicas que llevan al mundo a su autodestrucción, y a la mayoría de la población a la precariedad cuando no a la indigencia y a la desesperación. El fascismo ya no necesita careta para ocultar su auténtica faz, y con el apoyo de los partidos prosistema, desata una escalada represiva que se inició con la Ley Mordaza y sigue con la represión en el territorio de Catalunya; este acotamiento de libertades fundamentales aumentará, centrándose en aquellas personas que se atrevan a contestar la política del poder del Capital.
Para esta etapa, más bien túnel, en la que nos encontramos atrapados, tenemos que agruparnos en las organizaciones anarquistas y anarcosindicalistas, creadas y por crear, y prepararnos para lo que está por venir. El Movimiento Libertario Ibérico (MLI) es más necesario que nunca. Los retos del presente pasan por nuestra firme decisión de no dar ni un paso atrás. Los partidos de izquierda ya no son una solución para los problemas que nos aquejan —nunca lo han sido—, sino un obstáculo en nuestro camino hacia la emancipación. La apatía, la desidia, la desesperanza, no pueden ser nuestra bandera; el anarquismo no solo tiene una forma diferente de interpretar la vida, sino la convicción y el arrojo suficientes como para convertir el día a día en una barricada que detenga el avance del fascismo y que suponga la antesala de su acorralamiento y extinción. Nuestra supervivencia y la de nuestras familias, está sobre la mesa.
Organicémonos para ser más fuertes, para convertir el Colapso de este modelo social decadente, en una auténtica posibilidad de sentar las bases para una forma distinta de estar en el mundo. Hablamos de continuo de la pasividad de la población, pero ¿qué podemos decir de la nuestra, siempre arrastrados por los acontecimientos? No estamos ni en 1917 ni en 1936, vivimos en 2017 y nuestras convicciones sociopolíticas son peores porque entonces estábamos armados de sueños y de una tradición revolucionaria que nos empujaba hacia adelante; y ahora nos domina el sentimiento deprimente del cordero en el redil a punto de ser sacrificado.
Sumario:

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Grupo Libertario Pensamiento Crítico

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