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domingo, 13 de agosto de 2017

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Un término que desconocía, la Necropolítica

Fernando Frías

 Hace poco me encontré con una entrevista a Clara Valverde, escritora especializada en biopolítica. Ella hablaba de su libro “De la necropolítica neoliberal a la empatía radical” y me llamó la atención el uso de la palabra “Necro” que viene del griego y significa “muerte”. En sus explicaciones afirma que el neoliberalismo divide a la sociedad en “Excluidos” e “Incluidos”.


Todo muestra que el Neoliberalismo no busca beneficiar personas, ni a la sociedad completa; la solidaridad aquí se convierte en un principio a evitar y combatir, salvo que sirva para obtener alguna rentabilidad.

Los “Excluidos” son todos aquellos que no le resultan rentables al sistema, los que no producen ni consumen, los que sin querer ni saberlo, muestran la crueldad del neoliberalismo, el que carece de solidaridad y fomenta el individualismo, raíz de nuestras desigualdades.

A los “Incluidos” se les hace creer el mito de vivir en una sociedad libre y que desconfíen de los “Excluidos”, quienes son viejos, sucios, raros, diferentes, tienen mala suerte, malos hábitos y que su situación se la causaron ellos mismos por ser flojos y despilfarradores, serían las cigarras de la fábula infantil “La cigarra y la hormiga”, como bien decía José Piñera, el impulsor de las AFP.

Los “Incluidos” no saben que fácilmente podrían pasar al otro lado de la vereda si enferman de gravedad, si sufren un accidente limitante o si pierde su trabajo, en este caso el neoliberalismo los convierte en desechables.

Las Isapres son un buen ejemplo de estas políticas, piensen cómo se van encareciendo los planes en la medida que aumentamos nuestra edad. Cuando somos jóvenes nos ofrecen planes fantásticos, nos bonifican en todo con el 100% y sin tope. Obvio, ya que las probabilidades de usar los beneficios son bajos, pero cuando pasamos la curva de los 40 años, progresivamente los valores aumentan, ya que pasamos a ser personas de riesgo, por el simple hecho, que podríamos usar los beneficios que ofrecen. Recuerden cuando pedían el famoso “cheque en garantía”, si no lo tenías, simplemente te morías. Hoy, cuando vas por una atención a un centro médico, simplemente entras a una “cadena de producción” y te atiende un facultativo que muchas veces ni siquiera te mira, solo presta atención a una pantalla, deshumanizando la relación médico paciente, quizás por esto las medicinas alternativas tienen hoy tanta aceptación a pesar de aliviar solo síntomas y no curar enfermedades.

Si las Isapres estuvieran realmente preocupadas por nuestro bienestar, antes de encarecer el plan nos evaluarían, ya que teniendo igual edad, no es lo mismo una persona que practica deporte con regularidad a otra que fuma y es sedentaria.

Gracias al término Necropolítica podemos entender las razones por las que el Sename o el sistema carcelario tienen pocos recursos, o el porqué la Teletón transformó la solidaridad en un rentable negocio. Todo muestra que el Neoliberalismo no busca beneficiar personas, ni a la sociedad completa; la solidaridad aquí se convierte en un principio a evitar y combatir, salvo que sirva para obtener alguna rentabilidad. Su único objetivo es acumular y concentrar la riqueza en unos pocos. Otra razón para ocultar las ganancias en “Guaridas Fiscales” y así evitar el pago de impuestos, actitud propia de un tacaño que no quiere contribuir con la sociedad. Nuestras desigualdades son un problema global, son producto de vivir bajo el imperio de la codicia y la avaricia.

Cómo combatir y revertir esta situación, simplemente uniéndonos y no haciendo caso a los intentos de división. Fomentando al mismo tiempo la solidaridad y la empatía. Si seguimos el camino individualista beneficiamos a los de siempre, en cambio, trabajando unidos construiremos una mejor sociedad.

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