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domingo, 30 de julio de 2017

Tinkunaco 1.619/17 - Página 12 - El horror

El horror


El miedo y el consenso es sustancia, es parte del león en el juego perverso del oficialismo. Con una capacidad maniquea de manipulación estructurante, que no habíamos visto desde la década de plomo. Macri logra que el ciudadano común se sienta rodeado, sin salida, así como en el fin de las ideologías y de la historia, pensamiento y obra de Francis Fukuyama, ex director delegado del Cuerpo de Planeamiento del Departamento de Estado de los Estados Unidos y que nos llama permanentemente a un conformarse atónito, vencido y sin retorno al pensamiento crítico. Cambiemos ha logrado una narrativa, un relato fáctico del miedo profundo y ominoso. Un cosmos del horror. El hombre común teme por su trabajo, por pensar, por discrepar, por militar, hasta por linkear en su página de Face, campo orégano de los trolls de Marcos Peña. 
The horror... the horror frase paradigmática de Marlon Brando en Apocalypse Now o el pasaje de una democracia plena a criterios de dictadura consensuada con la concupiscencia de la mass media argentina. De la condición humana a los totalitarismos neoliberales. Los medios concentrados, carnales al poder, nos construyen cotidianamente en empresas yoicas de supervivencia del más apto, donde se impone el estado de naturaleza evolutiva y de “cambio” y donde el derecho es a todo y por tanto a la nada misma. 
Hoy la sociedad se debate sobre los fueros del diputado De Vido mientras resigna sus satélites y sus órbitas espaciales a empresas proveedoras de tecnología militar al imperio del norte. Se distrae con la vuelta “descarada” de Cristina, en búsqueda de su salvación legal, mientras se prepara una regresión en derechos laborales a la década infame.
La conferencia legítima del poder llevada a extremos orgiásticos. Seguridad y riesgo. La instalación del estamos todos contra todos y donde el estado Cambiemos como único resorte mediador del conflicto nos afirma desde los medios concentrados que quien no está globulizado es el enemigo.
La ruptura de las categorías del contrato social, donde la destrucción de la alteridad de ese otro lejano o cercano, se ve fomentada por la preocupación umbilical del ciudadano promedio. Si sólo nos preocupamos por nosotros mismos, como desea la teoría mórbida del mercado absoluto, el estado como protector/moderador desaparece. 
El monopolio represivo de ese estado mediador entre lo público y lo privado, lo individual y lo colectivo se convierte en una entente de sectores del poder a los cuales, si no adhiero como ciudadano, muero en el intento. El horror opera como una categoría de la mismisidad onanística, hacia mi interior, pero si no acuerdo sufriré las consecuencias “pepsico” desde el afuera y si acuerdo también.
La ideología rousseauniana, el modelo moderno racionalista de la construcción del poder, es avasallado, se ha traspasado la línea donde la sociedad y su sistema, se entiende como una amalgama de voluntades individuales, de sujetos que interactúan abdicando sus propios intereses, en una racionalización de la política, la cual debiera empezar desde el  abordaje de los derechos del hombre, un comprender al sistema sociopolítico como una conjunción de voluntades individuales y subjetivas que exclusivamente dialogan resignando sus intereses particulares. Nada más lejos en la democracia “Cambiemos”, forma particular de un conservadurismo extractivo y marabuntesco de vaciar el estado en pos de empresas propias y amigas. Un fanatismo reaccionario que sólo es comparable al “Proceso de Reorganización Nacional” donde el desaparecido no era solamente desaparecido sino un látigo disciplinador para toda la sociedad. Hoy no hacen falta golpes y asonadas militares, las alianzas de jueces, empresarios y periodistas afines al poder, hace fatuo este dispositivo. Hoy los escarmientos disciplinadores llevan cara de india, colla, negra, tupaquera, lleva la cara de Milagro Sala y sus compañeras, con sus más de quinientos días encarceladas y torturadas en Alto Comedero, Jujuy. Ese laboratorio “cambiemos” del accionar de los servicios en alza. Quien suceda a este gobierno que nada tiene de ausente, por cierto, ya que elabora estrategias de retroceso social, legal y político permanentemente, tendrá el serio desafío de recomponer un tramado social seguramente desecho, y desecho adrede, cuando es objetivo que desde todos los mecanismos estatales y para-estatales se erosionan las bases participativas de los trabajadores en una legitimación a sangre y fuego de las viejas estructuras dominantes preperonistas. 
La lógica amarilla vuelve a debates anteriores, a la revolución francesa donde libertad, igualdad y fraternidad se desdibujan dando lugar a un autoritarismo sin límite visible, como diría Hobbes donde el miedo es fundador de lo político. ¿Cómo sucedió en menos de veinte meses que una sociedad democrática se convirtiera en dictatorial, a este sentido de restricción de la humanidad más básica donde una mujer en situación de calle, muerta de hipotermia, puede ser comparada con un perro, por un Secretario de Salud marplatense? 
Si la filosofía ilustrada y modernista sostenía que la humanidad se debatía entre fuerzas opuestas y contradictorias, con similares fortalezas, una que deseaba los bienes del otro y otra que temía ser despojada por la otredad, y que el estado, por ende, era moderador de esas fuerzas contrapuestas ¿qué pasa en estos tiempos? ¿dónde queda ese estado, ese nuevo leviatán modernista, ese pacificador de conflictos? ¿qué hacer cuando el horror de la expoliación es ese mismo estado?
El horror… el horror. Aunque probablemente ese terror del déspota en la persecución de líderes sociales y espacios críticos provenga en que sabe muy en sus adentros, tal como decía Hannah Arendt, que “los revolucionarios no son los que hacen las revoluciones, sino los que saben que el poder está en las calles y pueden levantarlo.”
* Rector Fundación Universitaria Popular de Escobar. Asesor Congreso de la Nación Argentina.

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