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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Tinkunaco 1552/15 - Re: [catorce_bis] La justicia platense en blanco y negro



21.9.2015

JUSTICIA EN PRIMERA

La justicia laboral platense en blanco y negro

Por Carlos M. Carrasco Quintana, Abogado especialista en Derecho del Trabajo
13 de Septiembre de 2015 | 21:37
La justicia laboral platense en  blanco y negro
El domingo 12 de julio obligaba a quedarse en casa. EL cielo gris, la bruma instalada y una “rara” temperatura para la época así lo disponían.
Intentando salir de la somnolencia de las primeras horas me bastó para ello tomar el ejemplar del diario “El Día”. Se trataba de una edición cargada de artículos atinentes a los abogados y a su ejercicio y ello especialmente debido a la inminente entrada en vigencia del novísimo Código Civil y Comercial.
Accediendo a la interesantísima propuesta mensual llamada “Justicia en primera persona” al dar vuelta la última hoja me encontré con un título que me atrajo la atención. No podía ser de otra manera ya que se refería a lo que, desde hace casi 40 años, me ocupa día tras día: la Justicia Laboral. Pero mi atención fue mayor aun al observar quienes lo suscribían ya que había sido elaborado por los jueces del fuero en el Departamento Judicial La Plata.
Allí los magistrados ponían en blanco y negro no sólo las urgencias del sector sino también -y esto es singularmente positivo- las soluciones inmediatas para ellos.
No recuerdo publicación similar a esta ni aun durante el penoso funcionamiento los Tribunales Colegiados del fuero Civil.
Que sean los jueces quienes tomen posición al respecto y que lleguen a hacerla pública nos habla, no sólo de la notoria mejoría de la composición humana actual del fuero en nuestro Departamento Judicial, sino de la gravedad que reviste la cuestión.
Para mí la urgente situación planteada, claro está, no era novedosa pero lo que sí lo era y, por demás, que fueran los magistrados quienes crudamente la expusieran en un elevado y noble pedido de auxilio. No puedo negar que ello renovó mis energías en esta batalla, un poco aletargadas ante la falta de logros.
La cuestión a debatir es clara: los Tribunales del Trabajo de La Plata están literalmente asfixiados y esta situación constituye una verdadera urgencia que, como tal, debe ser atendida con soluciones efectivas y, sobre todo, prontamente realizables. Así como un médico cardiólogo no podrá atender un infarto limitándose, por ejemplo, a cambiar la dieta del enfermo, no debemos dejarnos distraer con derivaciones grandilocuentes del tema. El cuadro requiere medidas inmediatas, prácticas y certeras que le permitan al paciente seguir viviendo y una vez logrado ello, imponerle las correspondientes medidas saludables.
Esta urgencia no puede esperar más. Los hombres y mujeres de carne y hueso de los que la Corte nos habla en el fallo “Castro c/. Dycasa”, nosotros, los abogados y los administradores de Justicia merecemos que el peso que tenemos que llevar, acrecentado en los últimos años y que tiende aún a incrementarse, sea rápidamente alivianado.
Las matemáticas nos demuestran con su incontrastable exactitud que la creación de 3 nuevos tribunales implicaría que la distribución y consecuentemente tratamiento de las causas se mejore en más de un 50%. Dicho gráficamente y tomando los datos del artículo que comentamos, en el año 2013, en lugar de haber ingresado 1.206 causas en cada Tribunal, la cantidad se hubiera visto reducida a 753.
La elocuencia de este sencillo cálculo nos habla, a las claras, de la necesidad de creación de nuevos tribunales.
Y esta solución no puede ser tan siquiera rozada por un análisis meramente economicista el que, además de no ser fehaciente, carece de cordura al pretender ubicar una cuestión de Estado, como es el servicio de justicia, en un mercadeo impropio de su esencia.
La enorme mayoría de los abogados laboralista platenses y los jueces del fuero desde hace ya varios años venimos clamando por la creación de nuevos tribunales y por ello, de ninguna manera, en momentos en que su concreción parece realizarse podemos dejarnos llevar por “cantos de sirena”. Todo lo contrario. Deberemos redoblar y aunar esfuerzos para que, en breve, ello se haga realidad.
Dejemos para más adelante un amplio debate respecto a si el sistema actual es bueno, regular o pésimo el que, además, deberá realizarse con suficiente amplitud de opiniones y en ámbitos propios y pluralistas que permitan arribar a conclusiones efectivas.
Pero ahora tenemos que mantener con vida al enfermo.

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