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martes, 9 de diciembre de 2014

Tinkunaco 1.682/14 - Re: [catorce_bis] Como se pide: Remite discurso


Estimado Antonio:
Apelo a tu buena voluntad para que los integrantes del grupo puedan conocer el discurso que figura a continuación para que sea conocido por los integrantes del mismo, una breve historia de su autor y algunas reflexiones de mi parte tanto sobre el discurso como las circunstancias personales y laborales por las que atraviesa actualmente su autor.-

1.- EL DISCURSO: Días atrás tuve la oportunidad de asistir al acto de entrega de diplomas de los abogados recibidos el presente año en la Universidad Nacional de Cuyo de la Provincia de Mendoza.  En la oportunidad, en representación de los alumnos el mejor egresado,  leyó el siguiente discurso: 

"Autoridades de la Universidad Nacional de Cuyo, personal directivo, docentes y no docentes de la Facultad de Derecho, padres, compañeros, amigos:      Beethoven decía: “El éxito se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación”. Hoy todos nosotros podemos dar fe de ello. Finalmente llegó el día tan esperado. Semanas, meses, años de estudio hoy ven coronado su esfuerzo. Hemos recorrido juntos un largo camino, que en algunas ocasiones ha sido muy grato, y en otras difícil de transitar. Recuerdo ese primer día de clase, lleno de rostros nerviosos, donde todo era desconocido. De esos 400 compañeros que éramos al comienzo, por diversas razones, con el correr de los años el número de nosotros fue disminuyendo hasta quedar reducido a este grupo de bendecidos que hoy llegamos a la meta y recibimos nuestro diploma.

            Hoy, muchos momentos compartidos quedan atrás. Las horas de clase, los recreos, las salidas… todo eso ya es parte del pasado. Todos estos momentos vividos, dentro y fuera de la facultad, nos han convertido en lo que somos hoy: amigos, alumnos, compañeros..., y nos han formado interiormente para prepararnos a dar el próximo paso que estamos a punto de concretar. Nuestros recuerdos en común vivirán para siempre en nuestra memoria y serán el reflejo de una etapa de estudio y sacrificio, pero también de risas y alegría.

            Algunos de nosotros seguiremos viéndonos… Para otros, éste será el último día que nos veremos cara a cara. Y, sin embargo, nuestros recuerdos, que nos acompañarán durante toda nuestra vida, harán que permanezcamos unidos para siempre, más allá del destino que la vida nos depare a cada uno de nosotros.

            La carrera de abogacía, que hoy finalizamos, sin duda alguna es muy particular. No hemos elegido una carrera fácil, ni corta. ¿Cómo explicar a nuestras familias y amigos que tenemos que estudiar 2, 3 meses o más una materia? Los que hemos emprendido este largo recorrido sabemos lo doloroso que puede ser que en esos momentos de tanto estrés y sacrificio se nos juzgue o no se nos entienda por no poder ir más rápido. O por no rendir más materias. Estoy seguro que mis compañeros en este momento están asintiendo conmigo. Afortunadamente, ninguno de nosotros se dejó vencer por la adversidad o por los comentarios y dejando muchas cosas de lado logramos nuestro objetivo.

            Tampoco elegimos una Facultad fácil. La Facultad de Derecho es una de las unidades académicas de la Universidad Nacional de Cuyo con menor promedio de egresados por año. 

Lamentablemente, una de las principales razones que a varios los lleva a abandonar o a optar por otra universidad, es la dificultad que encuentran aquellos que tienen que trabajar. Al mismo tiempo se han multiplicado las facultades privadas de abogacía en nuestra provincia. Hemos asistido en las últimas décadas a un proceso de liberalización de la educación que la ha convertido en un bien de cambio, sujeto a las leyes de la oferta y la demanda. Como egresados de una universidad pública creo que debemos defender la calidad educativa de la casa de estudios de la que hoy nos graduamos, ya que la educación como función esencial del Estado es una cuestión de interés público: la formación de buenos profesionales interesa a la sociedad toda y por lo tanto no puede quedar librada a los vaivenes de la realidad económica o al ánimo de lucro de empresarios inescrupulosos. Nuestra universidad debe ser pública no sólo en cuanto a su régimen de administración y financiero, sino también en cuanto al servicio que debe prestar a la comunidad, constituyéndose en un factor de movilidad social ascendente y favoreciendo la igualdad real de oportunidades de los habitantes del suelo argentino, tal como lo pregona nuestra Constitución Nacional.

            Por todo lo dicho, hoy es un día no sólo para recordar, sino también para agradecer. 

Quisiera entonces en primer lugar dar gracias a Dios, por darme la vida, la fe y fuerza para nunca bajar los brazos. Quiero agradecer a mis padres, porque sin la ayuda que he recibido de ellos, tanto económica como espiritual y moral, alcanzar el objetivo hubiera sido absolutamente imposible. A mi hermana Mariela que me apoya en todo. A mi novia Mariela por estar conmigo en todo momento, en los buenos y en los malos. A nuestros profesores, que han sabido formarnos no sólo en lo académico sino también en lo personal. Quiero agradecer también muy especialmente a la Cátedra de Derechos Reales donde fui ayudante durante 2 años y donde pude desarrollar mi vocación docente junto a un equipo de personas excelentes, gracias a la convocatoria de las Dras. Fabiana Carlucci y Fabiana Martinelli. Gracias a mis compañeros por haberme ayudado a transitar y finalizar este camino. Porque en última instancia nuestros logros no son individuales. En algún sentido, este ha sido también un trabajo de equipo. Sin ese compañero de estudio, esa bibliografía prestada, esa duda evacuada la noche antes del examen, esas palabras de aliento que nos dimos mutuamente en los momentos difíciles, hoy no estaríamos aquí.

            Antes de concluir, quisiera efectuar una breve reflexión sobre la profesión de abogado. El pasado 29 de agosto, día del abogado, enciendo la televisión y en uno de los saludos a los colegas una periodista dijo algo así como: “bueno, muy feliz día a los abogados, especialmente a los que son honestos y no son corruptos”. Inmediatamente me pregunté el porqué de esa acotación final. 

Al médico no se le dice “feliz día, especialmente a los que no hacen abortos”, ni al contador “feliz día, especialmente a los que no falsean los números”. ¿Por qué permitimos, como abogados, que esta profesión haya llegado al punto de que la sociedad nos mira con recelo, nos llama “cuervos” o tengamos que destacar al abogado honesto? ¿No está acaso inspirada por un noble propósito: defender al pobre, al desvalido, al desamparado, a las víctimas de las injusticias de la vida? Espero que a partir de hoy, como egresados, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para honrar esta profesión como defensores del derecho, la verdad y la justicia.

            Para finalizar, me gustaría decir que creo profundamente que no son los logros académicos o profesionales los que nos definen. Un diploma en una pared no nos hace mejores personas. Un currículum abultado no hizo mejor a Einstein, ni a Freud, ni a Darwin, ni nos hará mejores a nosotros. Esa no es la vara con la que se mide nuestra vida, sino, como dice San Juan de la Cruz: “En el ocaso de nuestras vidas, seremos examinados en el Amor”. Es nuestra actitud frente a nuestros semejantes, nuestra preocupación y ocupación por el dolor ajeno, nuestro respeto y consideración en el trato a los demás, sean grandes o pequeños, superiores o subordinados, iguales o diferentes, correligionarios o adversarios, lo que nos convierte en hombres y mujeres de bien. Y creo que en el ejercicio recto del derecho, valga la redundancia, podemos encontrar una vía para concretar esta vocación de servicio a la que todos los seres humanos estamos llamados. Muchas gracias.”.-

            Como el mismo me pareció de interés, me pareció que era interesante compartirlo con sus integrantes del grupo, ya que  a pesar de la juventud del “joven abogado”, la profundidad del mensaje que el mismo contiene y la verdad de sus reflexiones, me llevaron a recordar ese día porque muchos de nosotros estudiamos abogacía, porque muchos de nosotros le hemos dedicado toda una vida al Derecho Laboral y, también, porque no, mucho de nosotros, en el camino de la vida,  han olvidado los verdaderos objetivos que los  llevaron a emprender tan maravillosa carrera y a dedicarse al ejercicio del derecho, especialmente, al Derecho del Trabajo.-  

            Creo que el “joven abogado” en su discurso no lo pudo decir con mayor claridad.- 

            Es por eso que les recomiendo su lectura.-

            Ahora bien, como conozco la historia del  “joven abogado”, me parece  que resultará de interés para el lector, que  se conozca, también, al menos parte de su historia, y de esa manera podrán comprender mejor el sentido de sus palabras expresadas en la oportunidad de realizarse el acto académico al que me he referido.-

2.- EL AUTOR:
a.- Nombre: No importa.-

b.- Antecedentes: Estudios Primarios. Promedio 10 todos los años.  Promedio total: 10. Abanderado de la Bandera Nacional.  Medalla de oro.-

c.- Estudios secundarios: Promedio 10 todos los años.  Promedio total: 10.  Abanderado de la Bandera Nacional.  Medalla de oro.-

d.- Estudios terciarios: Abogado.  Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo de Mendoza.  Promedio total 9,56.  Medalla de oro con mención especial por ser el promedio más alto en la historia de la facultad desde su fundación.-
e.- Otros estudios. Profesor de piano. Promedio 10.-

3.- GESTIONES LABORALES:
a.- En la abogacía: Desde que se recibió de abogado hace un año se ha entrevistado con no menos de 10 estudios jurídicos de la provincia especializados en derecho laboral exclusivamente y dedicados a la defensa de los derechos del trabajador, ya que esa es su verdadera vocación por formación familiar y por convicción personal.  Todas las gestiones realizadas para incorporarse a alguno de esos estudios fueron negativas, inclusive, en  el de los ex socios y amigos de su padre que dedicó toda su carrera profesional de abogado durante más de 20 años al Derecho Laboral como asesor de miles de trabajadores  durante el transcurso del ejercicio liberal de la profesión.-
            Aclaro que “el joven abogado” no tenía mayores pretensiones.  Las mismas se limitaban a poder ejercer la abogacía en el ámbito del Derecho Al Trabajo y que los honorarios que le abonaran por su “trabajo”, por lo menos, fueran los del S.M.V.M. por 10 horas de dedicación diaria de lunes a viernes y, eventualmente, si las necesidades del estudio lo requerían los sábados y domingos.- 
            Como expliqué los resultados es  esas gestiones fueron todas negativas.  La mejor oferta “laboral” que recibió fue la siguiente:
- $ 2.500,00 con una carga horaria de 8 diarias de trabajo de lunes a viernes o $ 250,00 por demanda realizada, terminada y entregada.-
            Ante el fracaso de lo que era su verdadera vocación intentó obtener trabajo en otros estudios jurídicos que no se dedicaran al derecho laboral, ya que, reitero, por formación y convicción no estaba dispuesto a claudicar y ejercer la abogacía en defensa de los intereses de la otra parte de la relación laboral, prefiriendo, en tal caso, dedicarse a otra rama del derecho.-
- Actualmente trabaja de abogado en un estudio que se dedica al derecho civil por $ 3.000,00 mensuales con una carga horaria de 8 horas  diarias de lunes a viernes.-
            Resalto, además, que el “joven abogado” está agradecido con el titular de ese estudio, dado que, al menos, le brindó la “confianza” al incorporarlo al estudio, y de este modo, poder comenzar a trabajar en  la abogacía, aún cuando lo fuera en una rama del derecho que no era la que le hubiera gustado ejercer.-
b.- En el profesorado de piano: Tiene un solo alumno a quien le imparte clases de piano una vez por semana por $ 100,00 mensuales y se dedica a “componer” obras clásicas y a “arreglar” canciones de un estilo musical a otro (Ej. un tango lo convierte en rock) para “regarle” la obra así compuesta a sus amigos y a la gente que aprecia.-
c.- Ha rendido en el concurso público del Juzgado Federal, habiendo quedado entre los 10 primeros en el tramo técnico jurídico y entre los 10 primeros en el trabajo administrativos, debiendo acentuarse que en el primer tramo concursó con abogados de entre 30 a 50 años con más de 20 años de experiencia y que en el segundo tramo concursó con miles de aspirantes. Hasta la fecha no ha sido convocado, siendo incierto si ello ocurrirá algún día, según le ha sido informado, ya que si bien las vacantes “estarían” no se sabe cuando las “cubrirían”.-
d.- En otras áreas: Dada la insuficiencia económica de las ofertas laborales  concretadas por los abogados que se dedican a la defensa de los derechos de los trabajadores pero que no están dispuestos a pagarles a los suyos ni siquiera un  S.M.V.M., el sueldo mensual que percibe en la actualidad, una vez deducidos los gastos propios para poder realizar su trabajo (celular, internet, viajes, etc.) le quedan en mano solo $ 1.500,00 mensuales a los cuales suma los $ 100,00 que obtiene como profesor de piano.-
            Ha enviado un sinnúmero de curriculums a distintas empresas para trabajar ya no de abogado sino como empleado administrativo o de  comercio, con resultados, también, negativos, no habiendo sido convocado ni siquiera por una sola empresa de estas para una entrevista personal.-

4.- COSTO INVERTIDO EN LA EDUCACION: Teniendo en cuenta los estudios cursados por “el joven abogado”  en sus dos carreras (abogacía y profesorado de piano) el costo de los mismos afrontados por sus padres y por el Estado, dado  que la primaria y la secundaria los hizo en colegios privados y la universidad en la U.N.C. de Mendoza, los costos de su educación al día de hoy, estimativamente y a razón de $ 3.000,00 por mes,  y computando exclusivamente lo que sería una suerte de “cuota pura”  y no los otros gastos anexos que necesariamente se requieren para realizar cualquier tipo de estudio (primario, secundario y terciario: útiles, viajes, bibliografía, ropa, etc. etc. etc.) , serían los siguientes. Reitero, a la fecha de hoy, razón por la cual, no se han computado los intereses desde que el “joven abogado” comenzó la escuela primaria en el año 1.995  hasta que se recibió de abogado y profesor de piano en el año 2.013, el gasto hasta la actualidad de capital puro, sería aproximadamente el siguiente:
1.- Estudios primarios: $ 252.000,00 (afrontados por los padres por haberse cursado en colegio privado).-
2.- Estudios  secundarios: $ 180.000,00 (afrontados por los padres por haberse cursado en colegio privado).-
3.- Estudios de abogacía: $ 180.000,00 (afrontados por el Estado por haberse cursado en universidad pública).-
4.- Estudios de piano: $ 108.000,00 (afrontados por el joven abogado mientras los cursó haciendo “changas”).-
TOTAL: $ 720.000,00 (sin intereses y sin computar otros gastos necesarios para el cursado de cualquier etapa educativa: primaria, secundaria y terciaria).-

4.- PROYECTO DE VIDA: Al decir de la Corte Federal en el fallo “Arostegui…” entre otros,  luego de un año  de incesante y sin descanso búsqueda de un trabajo digno en la abogacía que le fuera remunerado, por lo menos, con un S.M.V.M. por mes, a pesar de los méritos académicos evidenciados durante toda su enseñanza primaria, secundaria y universitaria, el importante tiempo invertido en ello, y la casi seguridad de que a pesar de que aún cuando  siga golpeando puertas no tendrá ningún resultado positivo, puesto que las que podía golpear ya las golpeó y ninguna le fue abierta y la desilusión provocada porque que las mejores ofertas laborales de los abogados laboralistas que pregonan la defensa de los derechos de los trabajadores no superaron el monto mensual antes indicado y que actualmente debe trabajar en la profesión de abogado y en la de profesor piano por una suma conjunta de $ 3.100,00 mensuales (de los cuales como fuera indicado supra solo le quedan $ 1.600,00 mensuales), su proyecto de vida se ha canalizado en realizar los trámites legales para emigrar a E.E.U.U.  para trabajar “en lo que sea”.-
            En definitiva, si se radica en E.E.U.U. y trabaja “de lo que sea”, indirectamente, ese país se verá beneficiado con el costo de la educación del “joven abogado”  que realizaron sus padres y el Estado a través de los impuestos que pagaron todos los ciudadanos en su educación, toda vez que el fruto de ese trabajo, más allá si es bien remunerado o no, lo obtendrá E.E.U.U. y la Argentina que fue la que en gran parte costeó su educación (la otra parte como se ha visto más arriba la afrontaron sus padres).-

5.- COSTOS PERSONALES QUE PAGA EL JOGEN ABOGADO: Los costos económicos que han pagado los padres del “joven abogado” o el Estado para darle una educación digna y que este ha retribuido con creces considerando las calificaciones obtenidas en todos los tramos de su carrera educativa (primaria, secundaria y terciaria) y tanto en las dos carreras estudiadas (abogacía y profesorado de piano) han sido calculados en forma aproximada en el punto 4, debiendo resaltarse que en el caso de “el joven abogado” sus padres pudieron costear parte de sus estudios gracias al esfuerzo y sacrificio que hicieron 3 generaciones de argentinos que trabajaron esforzadamente y honradamente desde principios del siglo pasado cuando su bisabuelo paterno llegó a la Argentina de España, luego su abuelo y, finalmente, su padre.-
            Sin embargo, el mayor costo que debe afrontar “el joven abogado” no es el económico sino el personal, dado que este se evidencia en el plano de la frustración y la desilusión personal, toda vez que como decía una vieja propaganda: “hay cosas que el dinero no puede comprar porque no tienen precio”, tales como el haberse sacrificado desde los 5 años hasta los 24 años obteniendo todos los años las máximas calificaciones educativas en las dos carreras que estudió, para que ahora deba emigrar a otro país para trabajar “de cualquier cosa”, ya que en el nuestro, y lo repito, a pesar de los dos títulos obtenidos por su esfuerzo, empeño y dedicación, el de sus padres y el del Estado, no puede obtener un trabajo digno en el que se le pague, por lo menos, un S.M.V.M. mensual y tampoco lo ha conseguido ofreciéndose como empleado administrativo o de comercio a pesar de haber transcurrido ya un largo año de búsqueda infructuosa.-

6.- COSTO FAMILIAR: Dejando de lado el costo económico que realizó la familia de “el joven abogado”, éste y hasta  el Estado mismo,  para costear los estudios primarios, secundarios y terciarios, toda vez que cualquier padre y madre de bien,  jamás se fijarán, ni pondrían el acento en ello, y es más, ni siquiera les ocurriría pensar en ello, puesto que los gastos que insume la educación de un hijo no son una mercancía, ni un bien de cambio, ni un gasto propiamente, ni siquiera una inversión a futuro, etc. sino que son, tan algo sencillo y fácil de comprender,  como el procurarles un futuro mejor para ellos y para lo que vendrán después de ellos y no solo en lo económico sino, fundamentalmente,  en verlos transformados en el tramo final de sus vidas, en hombres y mujeres de bien que cumplen con sus deberes y obligaciones,  que son personas éticas, que son buenos ciudadanos, que no son amigos de lo ajeno, que respetan la ley y que, en última instancia, estén en el ámbito que estén, (familiar, laboral, social, etc.) siempre se limitan a hacer lo “correcto”, etc.-
            En definitiva, que son buenas personas, y  este es el mayor costo de todos que ahora paga toda la familia de “el joven abogado”, porque y vuelvo al slogan de la vieja propaganda: “hay cosas que no se pueden comprar con dinero porque no tienen precio”.-
            En efecto, para un padre y una madre, no tiene precio ver la desilusión   en la mirada del hijo que durante todos los años y en todas las carreras que emprendió siempre obtuvo las máximas calificaciones posibles y, ahora, que todas estas energías puestas por él, por su familia y por el Estado durante casi 20 años de esfuerzos, empeño, sacrificio, dedicación, estudio, etc.  son remunerados por debajo del S.M.V.M, y si es que consigue a “alguien” que tenga la “generosidad” de pagarlo.-
            No tiene precio para esos padres el no poder decirle que lo siga intentando, que vale la pena, que más tarde o temprano el sacrificio y el empeño puesto en todos estos años, “algún día” le serán será recompensado, no haciéndolo millonario, ya que tampoco eso le interesa ni es lo que desea para  su futuro, sino permitiéndole tener una vida digna, cuando la verdad es que le estarían mintiendo y no hay peor canallada que el mentirle a un hijo a sabiendas que se le está mintiendo.-
            No tiene precio para esos padres verlo partir a otro país con un dolor desgarrador no solo por la partida del ser más querido y la lógica incertidumbre que les provoca el saber que estará en tierras lejanas, lejos de sus afectos, de sus amigos, de ellos, del país que lo vio nacer y crecer, etc,  sino fundamentalmente, por la injusticia de no poder desarrollar en nuestro país todas las virtudes para las que se preparó durante largos años  y  que lo ha llevado a tener que adoptar esa decisión.-
            No tiene precio para esos padres la desilusión personal que sufren al sentir que todos sus esfuerzos de años fueron en vano y que por más empeño y dedicación a los que dedicaron todo en sus vidas no lograron poder forjar en nuestro país un futuro mejor para su hijo,  “el joven abogado” y que, por ese motivo, debe emigrar en busca de un presente que le permita vivir dignamente y de un futuro que le asegure alguna estabilidad o seguridad tanto para él como  para sus hijos.- 
            No tiene precio para esos padres el solo hecho de pensar que tuvieron que pasar 3 generaciones desde que el  bisabuelo “gallego” y tonelero de “el joven abogado” que solo sabía leer y escribir (a medias) bajó de un  barco que lo trajo de España, a principios del siglo pasado, para que su  abuelo (2 generación)  pudiera obtener un título secundario  y su padre (3 generación) un título universitario, mediante el  sacrificio, el esfuerzo, el empeño y la dedicación  de todos ellos pero, también,  del  Estado que les pagó los estudios primarios y secundarios con los impuestos de  los ciudadanos a los 2 primeros.  El universitario del padre se lo pagó el solo  trabajando vacunando pollos, cosechando uva,  cuidando perros, de cadete, dactilográfo y empleado público y privado. Y que, ahora,  “el joven abogado” (3 generación) de argentinos deba partir de nuestro país a otro en búsqueda de mejores horizontes porque en estas tierras,  ni el título de abogado,  ni el título de profesor de piano valen el equivalente a un S.M.V.M. mensual.-
            No tiene precio la frustración de esos padres ver como se comportan con “el joven abogado”, en particular, sus ex socios y amigos del padre de 20 años de profesión liberal de la abogacía o, en lo general, los otros abogados del fuero laboral, quienes proclaman diariamente en los pasillos de los tribunales, congresos, convenciones, conferencias, publicaciones,  etc. defender los derechos de los trabajadores, pero después, en la vida cotidiana,  se niegan a pagarle a sus propios empleados, dicho sea de paso, también, abogados como ellos, salvo que más jóvenes y, lógicamente, con menos experiencia, por lo menos, el equivalente al S.M.V.M. mensual.  O lo que es más grave, ni siquiera le dan a “el joven abogado” la oportunidad de ganarse la vida dignamente con el título de abogado que tanto le costó conseguir,  por su trabajo con un sueldo digno, sin que nunca haya escuchado que nadie levante la voz ante tamaña injusticia y, por el contrario, avalan con su silencio cómplice semejante inequidad: léase colegios de abogados, asociaciones de abogados laboralistas, et. etc.  Y, no es que el padre del padre de “el joven abogado” propicie la “dedocracia” para “conchabar” a su hijo en el estudio de un abogado “amigo” de manera tal de buscarle una salvación individual.  Simplemente anhela  que se respete y  se  reconozca la “meritocracia” y que el trabajo de un joven abogado se remunerado con pautas de justicia, equidad, ecuanimidad, etc., como cualquier otro trabajo y no que termine siendo un favor personal que le hacen al padre “viejo abogado” que lo pide por cuestiones de  amistad o conocimiento personal, sino que lo obtiene “el joven abogado” por méritos propios y que se ganará con su labor diaria hasta el último centavo que se le pague. Al igual que le ocurre a tantos nuevos abogados que deambulan todos los días por los pasillos de tribunales en busca de algún “viejo abogado” que tenga la “generosidad” de darles un trabajo, habiendo llegado al colmo y al extremo  de tener que ofrecerse a trabajar gratis  a cambio del aprendizaje y lo mismo en algunos Tribunales. Y, lo que resulta más vergonzoso e indignante aún, existen abogados  que aceptan tan desesperadas propuestas laborales, cuando debería darles vergüenza “aprovecharse” de la situación laboral acuciante en la que se encuentran sus “colegas” . A las vez que, nuevamente, las entidades que agrupan a “todos” los abogados (jóvenes y viejos) y, para decirlo claramente, me refiero a los colegios de abogados y asociaciones de abogados laboralistas, etc. miran para otro costado y permiten con su pasividad que se consume una práctica laboral más propia de la edad media que de pleno siglo XXI.  Porqué se produce este fenómeno?.  Porque “algunos” (no todos) de quienes todos los días dicen defender los derechos de los trabajadores no han mostrado el más mínimo sentido de “protección” para estos jóvenes abogados que si quieren ejercer su profesión se ven obligados a trabajar por menos dinero de lo que cobra un “limpia vidrios” o un “cuidada coches” en cualquier calle de las ciudades de nuestro país (y lo digo no  en tono peyorativo o discriminatorio porque todo trabajo es digno y debe ser dignamente remunerado, que no se mal entienda, pero tampoco se puede negar la realidad y,  esta es, que tiene más merito un joven abogado y profesor de piano que estudió durante 20 años y se recibió a los 24 años con medalla de oro y mención especial que un trabajador que se dedica a los oficios antes mencionados).  La verdad no lo se. Pero lo intuyo.  Porque “algunos” y, obviamente, cuando digo algunos lo ratifico digo “algunos” y no “todos” de sus directivos se siente eso: “directivos” o “gerentes” como si se trataran de una sociedad comercial y no de entidades que deberían defender los derechos de sus asociados y de ellos los de los más “débiles”, es decir, los jóvenes abogados. Y no actuar, tal  como si fueran parte de una  “elite aristocrática” que se beneficia directamente de esta nueva forma de trabajo “precarizado”, olvidando que el “trabajador precarizado” es, también,  un “colega” suyo, solo que más joven y con menos experiencia.  Y porqué los jóvenes abogados aceptan trabajar en esas condiciones de  no se revelan ante esta injusticia.  Tampoco lo sé, pero nuevamente lo intuyo.  Porque si lo hacen pierden su trabajo, como en cualquier otro trabajo. La ley de la oferta y la demanda suele ser implacable y despiadada.  Nuevamente, tan sencillo como eso.  Nada de otro mundo o de una dimensión desconocida.-
            Por otra parte, no se me pasa por alto que existen “algunos”  “abogados que se dicen laboralistas” a quienes no se les cae el “principio protectorio” de la boca, o el “principio de progresividad” o el art. 14 bis de la C.N. o los tratados internaciones con jerarquía constitucional por mandato del art. 75, inc. 22 de la C.N. y así podría seguir con la larga serie de principios sobre los que se asienta nuestra materia.  Sin embargo, estos loables ideales con los que “cacarean” todos los días en sus demandas o en las audiencias, se les termina cuando tienen que meterse la mano en el bolsillo y pagarle un sueldo digno al joven “colega” que han contratado laboralmente,  para tal  como si fuera un “sherpa” del Tibet,  les hagan menos pesada la carga de tener que sobrellevar sobre sus espaldas la defensa de los derechos de los trabajadores a los que dicen defender.  Sin embargo, tampoco me extraño, ya que normalmente estos  son los mismos que nunca están dispuestos a sacrificar un solo centavo de “su” sacrosanto “pacto de cuota litis”,  aún cuando en ello se lleven puesto al mismísimo  trabajador al que sostienen proteger a capa y espada, cuando la realidad indica que lo han transformado de un “sujetos de derecho” en un “objeto de comercio”. Que quede claro estos “abogados que se dicen laboralistas” son un grandísima minoría en el universo de los abogados que se dedican a esta disciplina, incluso,  muchas veces, hasta perdiendo dinero.  Pero no debe dejar de decirse, también,  que mientras los primeros progresan “mágicamente” y en escasos años de profesión ya son abogados exitosos con casas en countrys, camionetas 4 x 4, viajes al exterior, etc. Los otros, los genuinos abogados laboralistas, los que verdaderamente defienden los derechos de los trabajadores, los que sostienen con el cuerpo lo que dicen con la palabra, son la gran mayoría.  Lamentablemente, como en todos los órdenes de la vida, su trabajo silencioso suele pasar desapercibido y, generalmente, no es reconocido, a veces, ni siquiera por el propio trabajador cuyos derechos debieron resguardar no solo de la otra parte de la relación jurídica sino, ahora, además, de estos “abogados que se dicen laboralistas”  que a falta de juicios civiles por daños y perjuicios descubrieron, de un día para otro, que su real vocación era defender a los trabajadores.-  
            Es por eso que aprovechando estas líneas, y aun cuando no sean su objetivo central, me atreveré a hacer un aporte para que no tengamos que seguir viendo como se van del país nuestros mejores abogados y abogadas y, de paso, seamos “todos” un poco más “justos” que mal no nos va a venir.  Para eso propongo que quienes tengan que tomar las decisiones pertinentes y siempre si les parezca correcta la adopten,  ya que no pienso cobrar derechos de autor (obviamente la pueden cambiar, modificar y si no sirve tirar) incorporar a los códigos de éticas de la abogacía o a las leyes que regulan el ejercicio de la profesión un artículo que podría decir algo parecido a esto:  “Será considerado una falta grave a la ética del abogado y así será sancionada  la contratación,  sea en el  carácter que fuere,  de otro abogado de hasta 30 años de edad,  cuya remuneración,  en concepto de remuneración mensual o en concepto de porcentaje por  honorarios mensuales,  sea inferior al equivalente  a un S.M.V.M. mensual” (digo uno por decir, bien puede ser uno y medio o dos, etc.).-
            No tiene precio para esos padres la decepción de esos padres pensar que después de 3 generaciones de argentinos que trabajaron y estudiaron sacrificada y honestamente en el país nunca menos de 10 horas por día de lunes a lunes y, por lo menos, trataron de ser buenos ciudadanos, cosa que creo que lograron,  ya que pueden caminar por la calle con la cabeza en alto y sin nada de que avergonzarse, ya que la primera generación le fue trasmitiendo a las siguientes que no era tan difícil ser buenas personas, solamente, se trataba de hacer “siempre” lo “correcto” sin importar las consecuencias,  ahora, y tal como si la vida fuera un gigantesco “juego de la oca”, tengan que ver partir a uno de ellos de la 3 generación, y tal vez el mejor de todos por los méritos y éxitos obtenidos, a un lugar parecido desde donde, a su vez, partió allá lejos y hace mucho tiempo, su bisabuelo,  el tonelero  “gallego” que llegó a estas tierras en busca de un futuro mejor para sus hijos y para sus nietos.-
            Volviendo al tema del “el joven abogado” que ha decidido emigrar, me pregunto que se le puede reprochar por la resolución tomada.  El ya hizo su parte: estudio la primaria, la secundaria y la universidad, se graduó en dos carreras, obtuvo en todos las tramos educativos de las dos carreras estudiadas las máximas calificaciones posibles, fue honrado como portador de la Bandera Nacional en distintas instancias de su vida educativa por los méritos educativos que realizó solo y sin la ayuda de nadie, obtuvo todas las medallas de oro por ser el mejor alumno en todos esos niveles, se recibió en dos carreras, en una de ellas no solo como mejor egresado, medalla de oro y mención especial por ser el mejor alumno en la historia de la universidad estatal,  hace un año que busca trabajo  ya no solo de abogado o profesor de piano sino, incluso, de empleado de comercio y de administrativo y no lo consigue, se aviene a trabajar por debajo del S.M.V.M., con lo que cobra por su trabajo de abogado y de profesor de piano le quedan en la mano para sus gastos personales solamente $ 1.500,00 y con eso tiene que costearse todos sus gastos personales y tratar, algún día,  de formar una familia con su actual novia con la que espera casarse y formar una familia, tal como lo hizo su bisabuelo, su abuelo y su padre.-
            El no es un ingrato, ni un resentido, ni un  desagradecido, ni un egoísta, con su país, menos aún,  un traidor a la patria. Solo quiere un presente que le permita vivir con dignidad “hoy” y que lo puedan hacer “mañana” sus propios hijos. Otra vez, tan simple como eso.  Lo que hasta donde yo se siempre quiso y quiere cualquier argentino de bien para sí y para sus hijos.
            No se que sentirá “el joven abogado” del discurso porque eso está guardado en su fuero íntimo.  Muy probablemente habrá empezado a aprender que una cosa son las palabras escritas en un papel y otras muy distintas son la realidad.-
            Pero si se lo que siente el padre del “joven abogado”: una tremenda pena, tristeza, frustración, desilusión,  decepción…  En fin… un sentimiento que no puede explicar con palabras.  También, se lo que piensa: algo o mucho hemos hecho y debemos estar haciendo muy mal los argentinos (todos sin exclusión de nadie – él se incluye) y desde hace, también, mucho tiempo antes de ahora,  para que después de 3 generaciones de argentinos que vivieron, estudiaron y trabajaron honestamente y sin mácula alguna en este suelo, tenga que ver irse del mismo a uno de ellos, seguramente, el  que está en mejores condiciones de seguir aportándole al país para la  realización de una sociedad mejor, ya que después de todo para eso estudió durante 20 años para recibirse de abogado y desde ese lugar hacer su aporte para construir  una sociedad más justa para todos.-     
            Sí se, también, que el único consuelo que tiene el padre del “joven abogado”, es que su, a su vez, su padre y su abuelo no tendrán que sufrir lo que el sufre, al ver como todos los esfuerzos y sacrificios de años y años de una familia trabajadora y honrada durante casi 100 años en el país,  no tuvieron el éxito que ellos querían para los que vendrían cuando ya no estuvieran y que, insisto, tal vez el mejor de todos ellos, ahora, deba partir a otras tierras con el mismo objetivo que lo hizo su bisabuelo el “gallego” tonelero cuando se fue de su tierra para tratar de forjar un futuro mejor para su familia y para los que vendrían después de él.-
            La única diferencia entre ellos  es que ese “gallego” tonelero llegó a estas tierras en busca de un futuro mejor para sus hijos y nietos en un barco y, ahora,  el “joven abogado”, su bisnieto,  tiene que partir, también, a otras tierras en busca de un futuro mejor para sus hijos y nietos,  en un avión.-
            Espero no haberlos aburrido ni cansado con la historia.  La misma es verídica y refleja fielmente los hechos. Pido disculpas se me excedí en algunos conceptos o si ofendía o agravié a alguien con algunos de ellos.  Nunca fue mi intensión.  Solamente quise relatar la historia tal como la había conocido y, tal vez por eso mismo, la pasión que siempre me puse como abogado litigante (de pura raza como me gustaba llamarme) me llevó a extralimitarme en mis ideas.-
            No quiero polemizar con nadie. Ni levanto cargos contra nadie. Nadie tiene porque sentirse  injuriado. Nadie tiene la culpa de lo que le ha pasado a “el joven abogado”, en el fondo, ha sido su decisión. Y, además, es uno más de lo que todos los días les pasa a miles de abogados jóvenes en todo el país.-
            Sí digo que lo que les pasa a los jóvenes abogados de los cuales “el joven abogado” del discurso es solamente uno más,  no es culpa de este gobierno, ni del anterior, ni del anterior, ni de la oposición actual, ni de la anterior, ni de la anterior, ni de los medios de difusión actuales, ni de los anteriores, ni de los anteriores, etc. En todo caso estoy convencido que la culpa la tenemos todos como sociedad.  La tiene toda la sociedad, incluido, por supuesto, el padre de “el joven abogado” que también forma parte de ella  y no de ahora sino desde hace mucho tiempo. Porque lo que nos pasa como argentinos,  no lo engendran seres de otro planeta que vienen escondidos en naves espaciales y se infiltran entre nosotros.   También tengo el pleno convencimiento que no padecemos una maldición egipcia que nos durará 300 años.  Al menos no existen pruebas científicas de ni de lo primero ni de lo segundo hasta donde yo sé.  Somos nosotros.  Nadie tiene la culpa de lo que nos ha pasado, pasa y nos pasará. Solo nosotros. Los argentinos.  Todos, sin excepción alguna. Somos nosotros quienes diariamente nos  empeñamos en hacernos daños en sus más distintas y variadas formas.  Somos nosotros quienes  estúpidamente nos empeñamos en expulsar del país a sus mejores hombres y mujeres como el “joven abogado” del discurso. Somos nosotros quienes haciendo un culto a la clásica viveza criolla no nos damos cuenta que cada vez decaemos más en todos los ámbitos de nuestras vidas, de los cuales la educación y el ejercicio de la abogacía, es solamente una muestra más. No busquemos más culpables.  Dejemos de auto engañarnos.  Asumamos de una vez que todos nuestros males los engendramos nosotros solitos como sociedad…
            En fin… no quiero filosofar porque no era mi intención.  Y, ahora debo pedir perdón por haberme desviado de mi propósito que, y vuelvo al principio, era que se conociera el discurso de “el joven abogado” y su historia que seguramente es la misma historia de miles de “jóvenes abogados” que ven frustrados sus sueños o se sienten  estafados por una sociedad que les prometió que podrían ganarse la vida trabajando de su profesión honestamente y, al final de la carrera, descubren que esta termina en un aeropuerto.-
            Con el aprecio de siempre, aprovecho la oportunidad para enviarle a todos los integrantes del grupo un feliz nuevo año y el estimado coordinador del mismo, además, un fuerte abrazo.-
Sergio Simó.-

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