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lunes, 30 de septiembre de 2013

Tinkunaco 1362/13 - España - La prostitución de universitarios aumenta por el desempleo y la subida de tasas

Zoomnews.es
Alberto G. Palomo


Un estudiante puede ganar 2.000 euros al mes por participar en un 'show' erótico

Las piernas de una chica calzada con zapatos de tacón, en primer plano / Getty
Las piernas de una chica calzada con zapatos de tacón, en primer plano / Getty
Clara sale de sus clases de Nutrición a mediodía. Se despide de sus compañeros y se dispone a trabajar. No se va de dependienta o azafata, como en años anteriores. Queda para practicar sexo. Y que le paguen. 300 euros por una hora. Porque Clara es puta. A ella no le importa reconocerlo y le da morbo que en su entorno no lo sepan. Es una de las miles de personas que recurren a la prostitución para costearse la universidad, según la Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex). Unos estudios que, en su caso, se han encarecido cerca de 1.000 euros.
Esta tendencia es difícil de cuantificar. Organismos como Médicos del Mundo establecen un aumento medio del 15%. En 2012, estas asociaciones alertaron de que más de 2.100 personas nuevas se habían incorporado a la prostitución. Un 18%, entre 18 y 24 años. Otros, como la citada Aprosex, lo cifran entre el 30 y el 35%. En lo que coinciden todos es en la dificultad de establecer una estadística precisa. Bajo la etiqueta de prostitución se engloba la trata de personas, el empleo irregular en clubes y la independencia profesional. Unos factores que impiden un cálculo transparente. Y que, en el caso universitario, responde a porcentajes variables, y aún minoritarios, en cuanto a la muestra total.


Lo que no es difuso son las cifras que llevan a esta situación. Más de un 27% de tasa nacional de desempleo, el  57% entre los 18 y los 25 años; 322.300 personas nuevas en el primer trimestre de 2013. Más de un millón en poco más de un año. Así lo indica la última Encuesta de Población Activa (EPA). Y, aparte, los efectos colaterales de unos recortes que merman el bienestar social: subida de impuestos como el IVA hasta el 21%; disminución del número de becas de estudios en otro 15%; rebaja o supresión de la ayuda al alquiler y aumento de tasas de matrícula de hasta un 33% en algunas comunidades autónomas.
Por eso, como Clara, unas 300.000 personas en todo el territorio natural recurren al sexo como modo de ganar dinero. Es lo que defiende Concha Borrell, responsable de Aprosex: "Con la crisis ha habido un boom. De estudiantes pero también de amas de casa y sus maridos, en paro".

Un reclamo publicitario eficaz

En esta organización asesoran desde mayo del año pasado a las personas que llegan nuevas. "Muchas creen que el cliente puede hacer con ellas lo que quieran. Y a veces vienen después de una mala experiencia porque no se atrevían a pedir consejo antes". Chicas y chicos. Como Jonathan. Este estudiante de 4º de Económicas en la Universidad de Barcelona trabaja en pareja. Por 200 euros participa en encuentros o realiza espectáculos eróticos. Saca unos 2.000 euros al mes. "Me lo ofrecieron en una fiesta. Surgió por casualidad", relata. "Y es temporal: hasta que acabe los estudios".

Lo cierto es que la oferta es abundante. Como acompañante o en domicilios particulares. A precios reducidos o de alto standing. En pareja o a solas. Con reglas o a la carta. No importa. Es en esta plétora de anuncios donde la palabra estudiante también se concibe como un reclamo publicitario. "Muchas lo ponen porque le añade juventud y formación", opina Montse Neira, trabajadora autónoma del sexo y autora del libro Una mala mujer: la prostitución al descubierto. “Para diferenciarlo hay que fijarse en si son realmente independientes y si están disponibles 24 horas o solo a ratos”, explica.
Entre los que lo utilizan como gancho está Sandra. Ella va a medias con la madame de un piso de Valencia. Generalmente se lleva la mitad de los 80 euros que cobra por servicio. Pero jamás ha pisado una facultad. Es más, tuvo que dejar los estudios de secundaria para sacar a su madre adelante. "He trabajado limpiando casas a tres euros la hora. Pero ahora ni siquiera eso. No me ha quedado más remedio", cuenta a través de su teléfono personal poco después de salir del trabajo.

Las mujeres, las más vulnerables

Aunque repercute en ambos sexos, el aumento principal se produce en mujeres. El sexo femenino sigue siendo el más vulnerable en cuanto a condiciones laborales. A pesar de que este último trimestre han sufrido en menor medida la sangría laboral, los datos del informe Mujeres y hombres en España elaborado por el Ministerio de Educación recordaba el pasado marzo que ellas cobran un 22% de salario medio anual menos que los hombres (19.502 euros frente a 25.001 euros). Y que son minoría en puestos de responsabilidad: como ejemplo, solo representan el 11,5% entre los consejeros en las empresas que cotizan en el Ibex-35.
Desde el Centro de estudios de la Mujer de Alicante explican que, aunque "es imposible tener un recuento" de las jóvenes que se prostituyen "porque es anónimo", corresponde a un ámbito de gente "educada" que no acude "por no tener el estigma de la profesión". "La crisis está recrudeciendo la venta del cuerpo. También se nota en el aumento en la donación de óvulos", añaden.

El caso de Anais y Arancha es diferente, pero a ambas la coyuntura económica las arrojó de cabeza a las páginas de contactos. La primera, de 23 años, ofrece su cuerpo por necesidad, pero también por placer, ya que se ha dado cuenta de que puede "ganarse la vida con esto". Antes gozaba de una beca de estudios porque solo contaba con el apoyo de su abuela. Ahora no solo se la retiraron, sino que la matrícula le ronda los 2.000 euros.
Arancha, sin embargo, se separa del colectivo porque da masajes eróticos. Llegó a la capital levantina hace seis años de un colegio de pago. A punto de cumplir los 26 años, aclara que siempre había podido compatibilizar los estudios con un trabajo parcial. "He sido camarera y quiromasajista de una clínica muy conocida. Pero todo se acabó y las condiciones actuales me han llevado a esto", comenta. No lo sabe ningún miembro de su familia ni sus amistades, pero goza de un ambiente laboral "muy bueno" y de una "estabilidad" difícil de obtener. 

Los números suben... y no sólo en España

Este fenómeno no es exclusivo de España. La Universidad de Kingston, en Londres, publicó en un informe reciente que el número de estudiantes que recurre al sexo para pagarse la subida de tasas es del 6%. En el caso del Reino Unido, el Gobierno de Cameron también ha emprendido un programa social que endurece las condiciones económicas para las universidades. Se calcula que estos centros de estudios ingresan entre 126 y 436 millones de euros a costa de actividades ligadas al sexo. Y en otro país europeo como Francia, el sindicato de estudiantes estima que unos 40.000 alumnos se han prostituido alguna vez.
Unos números que, aunque se hayan resentido por la crisis, mantienen a flote a una parte de la comunidad educativa. “El índice de asistencia a los clubs ha descendido”, protesta José Roca, director adjunto de la Asociación Nacional de Locales de Alterne (Anela). "Ha proliferado la prostitución en pisos y hay una competencia desleal", asegura.
Este trasvase de espacios dedicados al sexo de pago se relaciona no sólo con la clase social, sino también con el lugar de origen de quienes ejercen este oficio ancestral. El número de españolas ha crecido, seguido por las mujeres de Latinoamérica, Europa del este o el África subsahariano. El responsable de una página de contactos lo certifica: "Casi todos los que se inscriben actualmente son españoles, aunque también se ha notado la pérdida de tabúes con respecto al sexo y el aumento de parejas que vienen del mundo liberal". Porque, como se preguntaba Cloe hace unos días, “Si ser puta ya no es rentable, ¿cuál es la salida?”.


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